jueves, 12 de junio de 2014

Patriotismo de temporada

El sujeto se pone sus jeans importados, sus zapatillas de moda, y se coloca, con falso orgullo nacionalista, la camiseta de Argentina. Corona su cabeza con una gorra de los Lakers, y sale a la calle con la cara pintada de celeste y blanco, a festejar la victoria de su "amada selección". Por un mes, se vuelve argentino por una razón más que la de haber nacido en estas tierras. Por un tiempo, siente orgullo de su nacionalidad. Pero sólo un mes, porque cuando termina el mundial, descuelga la bandera de la ventana, la guarda en el ropero, y sigue con su vida alquilada al consumismo; con sus zapatillas importadas, su gorra de la NBA, y su remera con leyendas en otro idioma. Vuelve a la vida normal, vistiendo ideales extranjeros.

1 comentario: